Ayer fue un día muy divertido. Entre otras cosas, en casa de Carlos, me puse a leer un poco de Dune. Y me dije, ¿por qué no lo compro? Seguro en Ghandi lo tienen en inglés.

Así que hoy fui a Ghandi en busca del libro. Y pues no, sólo lo tenían en español. Pero, como todas las viejas (según trajeron a mi atención el día de hoy) pues no me fui a mi casa así nomás, sino que me puse a ver qué había en los anaqueles. Y pues vi esto y aquéllo y de pronto, veo un lomo: "Macedonio Fernández, Museo de la Novela de la Eterna (Primera novela buena)".

Y yo pues obviamente lo agarré de inmediato como loca. Porque, sabrán que hace más de 10 años, en una de las primeras clases que llevé con el ahora Dr. Fidel en letras, resulta que en alguna ocasión nos puso un cuento de Macedonio Fernández. Con el tiempo olvidé el título del cuento, pero nunca la maestría con la que estaba escrito, y el maravilloso recurso que utilizaba: mientras avanzaba el relato, los pies de página se iban apoderando del texto principal hasta convertirse en el cuento en sí. Obviamente el cuento lo recibí en copias para deshacerlo en crítica literaria de principiante para algún examen de la materia (que era Metodología Literaria). 


Lo busqué en varias ocasiones sin éxito. Fracaso rotundo, sería exactamente cómo me fue. Incluso por un tiempo se me olvidó por completo el nombre del autor, hast que le pregunté a Fidel en algún momento y me contestó y todo. Total, que vi Macedonio Fernández en Ghandi y dije, ok... esto me lo llevo. Al sacar el libro veo que a mediación de la portada dice: "Obras completas, Volumen 6".


MADRES.

Según el acomodo de la librería, otros libros de Macedonio tendrían que estar justo al lado. Pero no, estaba entre Fuentes y otras pesadillas de ese estilo. Pero me di a la tarea de pensar que quizás tendrían otro volumen. Y sí, a algunos libros de donde estaba la primera novela buena, estaba el volumen 7: relato, cuentos, poemas y misceláneos.

¡MADRES! 
  

Le pedí ayuda a una chava para ver si había más volúmenes y en efecto, había dos más, pero ya sólo me alcanzaba uno, así que elegí, obviamente, el volumen 5: Adriana Buenos Aires (Última novela mala). El otro era de poemas. La chava también me dijo que esos libros, una vez que se terminaran, Ghandi ya no los iba a surtir.

Cuando estaba terminando de convencerme, leí por detrás el de los relatos y venía algo así como que eran las cosas que Fernández había publicado aquí y allá y algunos poemas y así. Entonces no me emocioné mucho, pensando que seguramente los cuentos ya en forma estarían en algún otro volumen que se llamaría "Cuentos".

Ya en la comodidad de mi cama, me dispuse a leer la última novela mala. Y en el MSN le contaba a un amigo mi aventurita. Y en eso dije, bueno, pero si nisiquiera le he dado una oportunidad a ver si está el cuento. Y abrí el índice del volumen 7. Y ahí estaba. Ahí estaba "Cirugía psíquica de extirpación". Sólo leí el nombre y supe que ese era el cuento. Fui aceleradamente a la página 39 (que por un error tipográfico, tiene en su lugar un 37 medio borrado) y sí, lo hojée y ahí estaba, con sus pies de página in crescendo. Lo cerré rápido para leerlo después. Con calma. Con cuidado. Con amor. Pero sobre todas las cosas, con el placer infinito de encontrar algo que creías perdido para siempre.